“Pensé que mientras más participaba más posibilidades tenía de ganar, como un concurso”. Eso dijo Aída Vergara en diciembre de 2005, cuando envió más de 500 cartas falsas a la nueva campaña navideña de Correos de Chile. Con dramáticas historias, buscaba sensibilizar a la gente para que hicieran realidad los deseos de los supuestos niños que las escribían.

Plasmas, bicicletas y equipos de música se contaron entre los regalos que quienes apadrinaron estas peticiones llevaron hasta su casa de Maipú. “Todo iba bien hasta que los vecinos decidieron denunciarla”, cuenta Daniela Aguayo, directora de La mujer que estafó al Viejito Pascuero, obra en cartelera GAM que se inspira en este polémico caso que alimentó portadas de diarios y minutos de noticieros televisivos.

“Hace tiempo vengo trabajando con una línea testimonial. Primero fue Las niñas araña, después El hombre del cartel y ahora este caso, que son tres noticias que siempre quise llevar al teatro. Me interesan porque nos sirve para retratarnos, como un ejercicio de identidad. Lo que postulamos es que esto es una consecuencia de un sistema muy enfermo. Seas de Macul, de Las Condes o La Pintana, estamos todos igual de acogotados”, agrega.

Tal como describe Daniela, el nuevo montaje de la compañía Teatro La Encalillá se cimienta sobre la tesis extraída de las pocas palabras que Aída esbozó al pedir disculpas públicas. “Si a mí me engañan, yo engaño de vuelta. A mí me están robando, no sé quién, pero sí sé que me están robando”.

El resultado de la creación escrita por Carla Zúñiga es una comedia de humor negro que no solo invita a reír, sino también a reflexionar sobre el sentido que se entrega a estas festividades y sobre qué valores y motivaciones erigen a la sociedad chilena actual. “Primero están los vecinos: ¡qué les importa que una de ellos esté recibiendo muchos regalos! Y lo segundo es que los jueces casi hicieron cachipún para ver qué hacían con esta señora. No estaba tipificado el delito y no tenían idea cómo actuar”.

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